
En la catedral de Sevilla
En el número de marzo de El Militante explicamos en detalle los motivos de los mineros y sus familias (www.elmilitante.org/content/view/5447/37). En el momento de escribir este artículo (30 de junio) los mineros llevan más de cuatro meses de lucha ininterrumpida, la enésima lucha en Sevilla. Otra vez la Junta de Andalucía incumple lo pactado y sigue mareando la perdiz para obligar a los trabajadores a aceptar la renuncia a condiciones de trabajo dignas, es decir resignarse a un puesto precario y en subcontratas, sin garantía ninguna, del que al cabo de poco tiempo les despedirían dejando a cada minero solo e indefenso.
Veinticinco mineros han empezado el 25 de junio una huelga de hambre indefinida, encerrados en la catedral de Sevilla. Otros, posiblemente habrán ido sumándose en estos días. Tales han sido las mentiras de los responsables de la Junta y los medios de comunicación que el secretario general de CCOO de Andalucía, Francisco Carbonero, ha declarado recientemente a la prensa: "Pido seriedad para el cumplimiento de los acuerdos. Hasta la fecha no hay ni una sola oferta a los 73 afectados de este colectivo. El primer responsable es la consejería de Empleo. Si esto es el presagio de los cientos de conflictos que tenemos en Andalucía y de la falta de compromiso de la Junta, que sepan que no van a ser sólo los mineros de Boliden los que van a estar en movilización, sino que va ser mucha más gente".
Dónde reside la fuerza
La fuerza de nuestra clase está en la unidad. Los mineros están enseñando, una vez más, a todos los trabajadores la fuerza que puede expresar un colectivo consciente de sus derechos y dispuesto a luchar hasta el final para conseguirlo. Y son sólo 73 familias. Los mineros de Boliden están protagonizado en estas tierras un ejemplo histórico de cómo se lucha, algo que ninguna propaganda oficial podrá borrar ni ensuciar. Como decía Marcelino Camacho: "Ni nos domaron, ni nos doblaron, ni nos van a domesticar".