A lo largo de los últimos meses, en la medida que se iba agravando la crisis económica, por boca del propio gobierno, bien en palabras del presidente del gobierno J. L. Rodríguez Zapatero, del ministro de economía Pedro Solbes, o del gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, acompañados de toda una pléyade de analistas políticos y financieros, nos han dicho una y mil veces, que el sistema bancario español era sólido, serio, saneado y que aquí, a diferencia de lo sucedido en el último año en EEUU y otros países, no se producirían quiebras semejantes. Ahora, la entidad financiera Caja Castilla-La Mancha ha tenido que ser intervenida por el Banco de España, convirtiéndose en la primera entidad intervenida por el banco central en el Estado español desde la crisis de Banesto en 1993.
Para garantizar los salarios, el empleo, la educación y la sanidad es necesario acabar con el control de la economía por una minoría de parásitos
¡Confiscación de las grandes fortunas! ¡Nacionalización de la Banca bajo control obrero!
El primer grupo promotor español, Martinsa Fadesa, ha iniciado el camino de la quiebra; sin duda es una señal muy clara de cómo ha estado funcionando el mercado inmobiliario en los últimos años. Desde marzo de 2008 (justo después de las elecciones generales) el aumento de constructoras, promotoras e inmobiliarias que han recurrido a la suspensión de pagos para evitar la quiebra ha ido in crescendo pero el efecto psicológico que produce la ruina de la primera y más grande de las promotoras, el prototipo de negocio exitoso, del triunfo en el mar de tiburones de los negocios, tiene unas repercusiones sociales que todavía no han tocado fondo. Este simple hecho, que es sólo uno más en una interminable cadena, va a tener la virtud de hacer creer a los incrédulos: la crisis inmobiliaria va muy en serio.
A mediados de abril la banca daba a conocer una propuesta muy interesante para todos los que tienen créditos hipotecarios y dificultades para cumplir con sus letras: alargar el plazo de amortización de los préstamos para reducir la cuota mensual que pagamos al banco; pero es una falsa salida que tiene un coste, que naturalmente es el aumento de los intereses abonados al final de la vida del préstamo.
En el sistema capitalista, la economía es un tabú cerrado al acceso de las masas trabajadoras. Por ejemplo, en una encuesta reciente, el 70% de los hipotecados reconoció ignorar qué parte paga cada mes de amortización de capital y qué parte corresponde al pago de intereses por sus préstamos; otros muchos declararon no saber qué es el euríbor...
Los trabajadores no pueden pagar los platos rotos del caos capitalista
En paralelo al agravamiento de la situación económica en EEUU y a nivel mundial, cada día se publican nuevos datos que apuntan a un empeoramiento acelerado de la economía española. Ya nadie niega, ni siquiera el gobierno, que la coyuntura económica ha cambiado sustancialmente, aunque siga defendiendo que la perspectiva es de "desacelaración" y no de "recesión", para quitar hierro al asunto. Un sector de la burguesía, sin embargo, parece apostar por decir las cosas más claras e ir preparando el terreno para justificar medidas de ajuste drásticas contra los trabajadores. No son pocos los análisis que hacen paralelismos con la crisis de 1973, e incluso con el crack de 1929. En todo caso, lo que es evidente es que la clase obrera debe prepararse para un cambio brusco y de mucho calado del escenario económico; un cambio que puede marcar la legislatura que acaba de empezar y tener profundas implicaciones políticas, sociales y sindicales.
Al final, in extremis, con todo el gobierno presente en el Congreso y el apoyo incluso de un tránsfuga del PP, Zapatero consiguió que se aprobaran los presupuestos del Estado para 2008, evitando la "catástrofe social" de que se prorrogaran los del 2007 (que, sin embargo, en su día también se publicitaron como tremendamente sociales).
Desde 1993 el precio de la vivienda se ha triplicado. En concreto entre 1997 y 2005 el incremento de precios acumuló un 177%, equivalente a siete veces el crecimiento del IPC y de los salarios en el mismo periodo. Con las rebajas, en las últimas semanas, conocíamos que los precios en Madrid y Barcelona cayeron entre un 0,3 y un 2% respectivamente, la cifra la aporta el portal inmobiliario Idealista.com, que añade que "aunque la bajada es muy moderada, el descenso de los precios registrado en 2007 pone de manifiesto el fin de el ciclo alcista".
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